Este pasaje presenta dos eventos importantes y diferentes: la Pascua (la última que se celebraría) y la Cena del Señor (la primera en celebrarse)
1. PREPARACIÓN. 4 veces aparece el verbo “preparar”. Hay un principio aquí en cuanto a prepararnos para la cena del Señor.
¿Qué tenemos que aprender en cuanto a prepararnos para la cena del Señor?
a. LIMPIEZA (Hechos 20:7). Si la Cena del Señor es cada primer día de la semana, la preparación debe ser algo casi constante; de hecho, celebrarla cada semana es un privilegio, toda vez que nos ayuda a mantenernos a cuentas con el Señor.
b. LOOR (1ª Corintios 14:26). La iglesia primitiva tenía un formato muy sencillo de reunión: cada creyente tomaba parte en la reunión con “sacrificios espirituales” (salmo, doctrina, lengua, etc.); esto concuerda con la enseñanza escritural del sacerdocio espiritual y universal en la iglesia. Durante la semana tenemos la oportunidad de prepararnos en nuestro tiempo con Dios para compartir el domingo con un himno, una meditación.
c. LOGÍSTICA (Lucas 22:13). Todo debe estar preparado: los símbolos de los que vamos a participar; las sillas; etc. Pero también, nosotros en casa debemos organizar todo para que estemos preparados para la cena (toda esta preparación requiere una logística que empieza, por lo menos, desde la noche anterior).
2. PUNTUALIDAD. Versículo 14 habla de cuando era la hora.
¿Qué tenemos que aprender en cuanto a la puntualidad para la cena del Señor?
a. COMENZAR. La hora para comenzar es las 10 de la mañana, pero la costumbre de todos no es llegar a tiempo; o llegar a tiempo, pero no subir a tiempo. Algunos tienen la costumbre de no venir a la Cena…
b. CALLARSE. Pueda que estemos a las 10 en punto en el tercer piso, pero a veces cuesta mucho que haya silencio para empezar… Estamos ocupados haciendo cosas que no son mala en sí: por el contrario, son muy buenas: saludarnos, compartir sobre la vida, hacernos bromas… La Cena del Señor no es la cena de la iglesia; o sea, el deseo del Señor es que nos concentremos en Él, le recordemos a Él y le demos prioridad como iglesia a Él. La comunión entre nosotros es MUY importante, pero no más importante que la comunión con el Señor.
c. CONCENTRARSE. Es muy fácil perder la atención; mirar quién llegó nos distrae; el boletín semanal nos distrae… Por eso es que es mejor llegar todos temprano. La excepción debería ser que no lleguemos a tiempo; la regla debería ser la puntualidad para no desconcentrar a nadie.
3. PARTICIPACIÓN. “¡Cuánto he deseado!” El profundo deseo del Señor es que celebremos Su Cena.
¿Qué tenemos que aprender en cuanto a participar de la cena del Señor?
a. MANDAMIENTO. “Haced esto”: es un imperativo. En 1ª Corintios 11: 23-26 aparecen 4 imperativo. No hay motivo para dejar de participar de la cena (es una ordenanza del Señor). La iglesia no puede dejar de celebrar la cena y el creyente no puede dejar de participar.
b. MEDITACIÓN. Sí debemos examinarnos a nosotros mismos para participar, pero esta no puede ser la excusa para dejar de participar. ¿Quién es digno de tomas la Cena del Señor? Nadie. ¿Qué es participar indignamente? Es no discernir lo que estamos haciendo; es hacerlo sin darle la debida importancia; es participar sin darle el lugar que le corresponde al recuerdo del Señor y de Su obra. El pecado en la vida del creyente no debe ser un impedimento, toda vez que éste debe ser confesado continuamente (tan pronto como somos concientes); dejar de participar por pecado es sencillamente no querer abandonar el pecado o no estar dando los pasos necesarios para abandonar el pecado o porque hay un motivo de disciplina que debe ser tratado por la iglesia…
c. MOTIVACIÓN (Mateo 18:20). Si usted se enterará que el Señor está esperándolo en su casa…
1. PREPARACIÓN. 4 veces aparece el verbo “preparar”. Hay un principio aquí en cuanto a prepararnos para la cena del Señor.
¿Qué tenemos que aprender en cuanto a prepararnos para la cena del Señor?
a. LIMPIEZA (Hechos 20:7). Si la Cena del Señor es cada primer día de la semana, la preparación debe ser algo casi constante; de hecho, celebrarla cada semana es un privilegio, toda vez que nos ayuda a mantenernos a cuentas con el Señor.
b. LOOR (1ª Corintios 14:26). La iglesia primitiva tenía un formato muy sencillo de reunión: cada creyente tomaba parte en la reunión con “sacrificios espirituales” (salmo, doctrina, lengua, etc.); esto concuerda con la enseñanza escritural del sacerdocio espiritual y universal en la iglesia. Durante la semana tenemos la oportunidad de prepararnos en nuestro tiempo con Dios para compartir el domingo con un himno, una meditación.
c. LOGÍSTICA (Lucas 22:13). Todo debe estar preparado: los símbolos de los que vamos a participar; las sillas; etc. Pero también, nosotros en casa debemos organizar todo para que estemos preparados para la cena (toda esta preparación requiere una logística que empieza, por lo menos, desde la noche anterior).
2. PUNTUALIDAD. Versículo 14 habla de cuando era la hora.
¿Qué tenemos que aprender en cuanto a la puntualidad para la cena del Señor?
a. COMENZAR. La hora para comenzar es las 10 de la mañana, pero la costumbre de todos no es llegar a tiempo; o llegar a tiempo, pero no subir a tiempo. Algunos tienen la costumbre de no venir a la Cena…
b. CALLARSE. Pueda que estemos a las 10 en punto en el tercer piso, pero a veces cuesta mucho que haya silencio para empezar… Estamos ocupados haciendo cosas que no son mala en sí: por el contrario, son muy buenas: saludarnos, compartir sobre la vida, hacernos bromas… La Cena del Señor no es la cena de la iglesia; o sea, el deseo del Señor es que nos concentremos en Él, le recordemos a Él y le demos prioridad como iglesia a Él. La comunión entre nosotros es MUY importante, pero no más importante que la comunión con el Señor.
c. CONCENTRARSE. Es muy fácil perder la atención; mirar quién llegó nos distrae; el boletín semanal nos distrae… Por eso es que es mejor llegar todos temprano. La excepción debería ser que no lleguemos a tiempo; la regla debería ser la puntualidad para no desconcentrar a nadie.
3. PARTICIPACIÓN. “¡Cuánto he deseado!” El profundo deseo del Señor es que celebremos Su Cena.
¿Qué tenemos que aprender en cuanto a participar de la cena del Señor?
a. MANDAMIENTO. “Haced esto”: es un imperativo. En 1ª Corintios 11: 23-26 aparecen 4 imperativo. No hay motivo para dejar de participar de la cena (es una ordenanza del Señor). La iglesia no puede dejar de celebrar la cena y el creyente no puede dejar de participar.
b. MEDITACIÓN. Sí debemos examinarnos a nosotros mismos para participar, pero esta no puede ser la excusa para dejar de participar. ¿Quién es digno de tomas la Cena del Señor? Nadie. ¿Qué es participar indignamente? Es no discernir lo que estamos haciendo; es hacerlo sin darle la debida importancia; es participar sin darle el lugar que le corresponde al recuerdo del Señor y de Su obra. El pecado en la vida del creyente no debe ser un impedimento, toda vez que éste debe ser confesado continuamente (tan pronto como somos concientes); dejar de participar por pecado es sencillamente no querer abandonar el pecado o no estar dando los pasos necesarios para abandonar el pecado o porque hay un motivo de disciplina que debe ser tratado por la iglesia…
c. MOTIVACIÓN (Mateo 18:20). Si usted se enterará que el Señor está esperándolo en su casa…
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