PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA ADOLESCENTES SOBRE
EL NOVIAZGO
Aunque
en la Biblia no aparece la palabra “noviazgo”, sí encontramos enseñanzas acerca
del tema.
En
el pasaje de Mateo 7:24-27 (“Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y
vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó,
porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera
que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato,
que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande
su ruina”), el Señor enseña acerca de dos maneras de construir una casa.
Dos casas pueden ser muy parecidas; muchas veces la diferencia es EL
FUNDAMENTO. A veces pensamos que un hogar se empieza a construir el día de la
boda. En realidad, el fundamento de lo que va a ser nuestro hogar lo estamos
poniendo desde la adolescencia. Por eso, del manejo que un adolescente le dé al
noviazgo depende el fundamento que estará poniendo para lo que va a ser su
vida, su hogar.
Como
dijimos antes, aunque la Biblia no habla de noviazgo, si nos da PRINCIPIOS
acerca de cómo prepararnos para el matrimonio. Quizás no encontramos PRECEPTOS
(mandamientos) muy claros sobre el tema pero sí tenemos muchísimos principios
importantes y prácticos. Veamos algunos:
ANDAR (1ª Pedro 1:15-16. “Sino, como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque
escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”). Tenemos un llamado a
una vida separada, distinta a la del mundo. El hijo de Dios debe parecerse a su
Padre y no al mundo gobernado por Satanás.
ACONSEJAMIENTO (Proverbios 11:14. “Donde no hay
dirección sabia, caerá el pueblo, mas en la multitud de consejeros hay
seguridad”). Necesitamos reconocer nuestra falta de experiencia y la de
nuestros compañeros adolescentes. Dios nos provee de personas espirituales con
experiencia que sí conocen de la vida y que nos pueden ayudar a poner un buen
fundamento para nuestro futuro.
AUTORIDADES (Proverbios 5:7. "Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca"). La
adolescencia es una etapa en la que Dios quiere que escuchemos a nuestros
padres. Son ellos quienes deben hablarnos del tema del noviazgo, de los
peligros que existen y de la manera cómo podemos guardarnos. El contexto de
este versículo es el de un padre advirtiendo a su hijo acerca del peligro de la
mujer extraña y de cómo decisiones mal tomadas pueden llevar a una persona a
lamentarse por el resto de su vida el no haber escuchado a sus padres
cuando era joven.
AGUARDAR (Cantares 2:7. "Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por las siervas del campo, que nos despertéis ni hagáis velar el amor, hasta que quiera"). Caminamos en un mundo que nos
bombardea con información errada, peligrosa y anti-bíblica acerca del noviazgo.
A los medios de comunicación no les importa contaminar la mente de las personas
sino lucrarse. Lo que vemos en televisión, lo que escuchamos en la música del
mundo nunca nos va a animar a ser fieles a Dios, a esperar en Dios. Lo que Dios
quiere, como leemos en Cantares 2:7, es que el amor no se despierte hasta
cuando estemos preparados para formar un hogar. Hay cosas que deberíamos evitar
pero a las que abrimos las puertas de nuestros ojos, nuestros oídos, nuestros
sentidos y nuestros corazones. Estas cosas, poco a poco hacen mella en nosotros
y cuando menos pensamos, hemos hecho despertar sentimientos, pensamientos que
nos engañan, nos hacen creer que necesitamos experimentar y que son cosas
normales. De esta manera, vamos cometiendo errores que después tenemos que
lamentar. Todo esto es lo que hace que el fundamento de nuestra vida sea
inestable (como la arena). Detrás de hogares que se caen, casi siempre hay
corazones que hicieron despertar el amor antes de tiempo, que dejaron que los
principios del mundo saturaran sus mentes y que menospreciaron los principios
de Dios.
ALEJARSE (Romanos 13:14. "Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne"). Cuando se ha hecho despertar el amor, va a ser muy difícil huir de cosas que
proveen para los deseos de la carne. Se necesita tomar decisiones firmes para
llenarse de Dios (Biblia y oración; comunión con creyentes espirituales,
compromiso y servicio al Señor) y no de música y televisión que nos incitan
permanentemente a proveer para los deseos de la carne. La vida espiritual también
tiene deseos; el verdadero gozo de ser creyente se experimenta mejor cuando
alimentamos la vida espiritual. Esto quiere decir que sí hay gozo en estudiar
la Biblia, sí hay gozo en servir a Dios, sí hay gozo en orar y ver a Dios
actuar, sí hay gozo en desarrollar comunión con otros creyentes, sí hay gozo en
vestirse del Señor Jesucristo.
AYUDARSE (Lucas 17:1-2. “Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es
que no vengan tropiezos; mas !ay de aquel por quien vienen! Mejor
le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al
mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos”). El Señor hace una
solemne advertencia que debe producir temor en nuestro corazón: “Ay de
aquel por quien vienen los tropiezos”. Tanto muchachos como señoritas tienen
dos opciones: o pueden poner tropiezo a otros o pueden ayudarles a caminar
durante los años de la adolescencia y la juventud con firmeza, sin tropiezos ni
caídas. Nuestras actitudes, acciones y palabras, nuestro trato con el sexo
opuesto, no sólo nos afecta a nosotros mismos sino también a otros. Debo
elegir: o soy de tropiezo o ayudo a que otros anden con Dios. La manera como me
visto, como me comunico, tiene impacto en otros. Aunque durante esta etapa de
la vida sí pueden desarrollarse sanas relaciones amistosas entre hombres y
mujeres, Dios quiere que de manera personal, cada joven decida “no poner
tropiezo al hermano” (Romanos 13:14).
ABSTENERSE (Efesios 5:1-4. “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos
amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y
se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor
fragante. Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre
entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades,
ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias”).
La Biblia permanentemente nos recuerda que los hijos de Dios tenemos una forma
de vivir y de hablar diferente a la del mundo. Somos llamados a imitar a Cristo
y no a las series de televisión o a los realities.
Hay temas de conversación y hay vocabulario que como creyentes en Cristo
debemos descartar por completo. Uno de los principios que nos ayudan a escoger
amigos es, precisamente, de qué clases de temas puedo conversar con alguien.
“No erréis; las malas conversaciones corrompen lo buenos hábitos” (1ª
Corintios 15:33).
APROVECHAR (Efesios 5:15-17. "Mirad, pues, con diligencia cómo
andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el
tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino
entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”). Como se trata de poner
los cimientos para nuestra vida, la adolescencia debe aprovecharse bien para
cultivar hábitos espirituales. Hombres y mujeres debemos tener claro que “ser
espiritual” es un proceso que se desarrolla a través del tiempo. Todos queremos
tener un hogar cristiano firme, sólido, que no se venga al suelo nunca; todos
anhelamos casarnos con un hombre o una mujer de Dios. Esto implica entonces,
que yo debo trabajar para ser un creyente espiritual también. Nadie se vuelve
espiritual el día de su matrimonio; la adolescencia es una época que hay que
aprovechar para poner cimientos sobre la roca, sobre Cristo.
¿CÓMO
ESPERAR?
Esperar
no es fácil para nadie; la paciencia es una de las virtudes más difíciles de
desarrollar. Los adolescentes en particular somos muy impacientes. Nos parece
que la vida transcurre lentamente y que falta mucho tiempo para que llegue el
momento de tener un hogar. Tal vez por esto es que muchos deciden no esperar y
comienzan a dar pasos que van marcándoles su vida. A veces, las consecuencias
son irreparables.
El
Salmo 37:4 ("Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón") nos anima a encontrar en Dios todo lo que
necesitamos en cualquier etapa de la vida. Nuestro corazón tiene deseos y uno
de ellos es el suplir necesidades emocionales y de afecto. Dios tiene un plan,
un camino por el que quiere que andemos. Él desea “conceder los deseos de
nuestro corazón” en Su tiempo y a Su manera (que es la mejor). Algunos consejos
de la Biblia para el tiempo de espera son:
ESPERAR
EN COMUNIÓN CON DIOS.
ESPERAR EN COMUNIÓN
CON LA IGLESIA.
ESPERAR SIRVIENDO A
DIOS.
ESPERAR PREPARÁNDOME
PARA SER UN(A) ESPOSO(A) ESPIRITUAL.
ESPERAR CRECIENDO EN
EL ESTUDIO DE LA BIBLIA.
ESPERAR EN ORACIÓN.
Por Carlos Aranguren, desde Bogotá - Colombia. ¡DIOS TE
BENDIGA!
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