Algunas características de los adolescentes: son esencialmente inmaduros y esto se demuestra porque son:
Inmedietistas. Debido a la percepción subjetiva del tiempo…
Influenciables. Con los cambios físicos vienen los mentales y emocionales. Una de los cambios más importantes que debemos tener en cuenta y que se da a nivel emocional y mental es el cambio de influencias. Ellos necesitan sentirse aceptados y valorados preferiblemente por cualquiera que no represente una autoridad; “soy tan maduro que no necesito hacer lo que mis papás me han dicho toda la vida” y, “no puedo ser distinto a los demás”.
Irresponsables. No pueden responder por todos sus actos; no pueden valerse por sí mismos, necesitan estar bajo autoridad y necesitan de normas y límites.
Ignorantes. Por la falta de experiencia que viene con el tiempo. El amor es… la amistad es… Crean muchas expectativas diferentes a lo que es la vida realmente.
Inconstantes. Debido a que experimentan continuas frustraciones. “Yo pensé que esto era mejor; ya no lo quiero…”
La Biblia nos dice que la adolescencia es vanidad (Eclesiastés 11:10); que los adolescentes son pecadores y por lo tanto, egoístas; que deben someterse a sus padres y las autoridades (Efesios 6:1; Colosenses 3:20). Los principios bíblicos NO cambian. No se trata de tenerles tanta consideración que terminemos haciendo lo que ellos quieren, pero sí de entender que ellos tienen necesidades y que es nuestra responsabilidad delante de Dios suplirlas (Proverbios 24:3).
¿Cómo trabajar con adolescentes?
1. Con respeto. No podemos seguirlos tratando como a niños (ordenándoles, regañándoles, gritándoles, etc.). Ellos están cambiando y esto exige de nosotros también cambios en nuestro trato hacia ellos. Ya no se les puede prohibir las cosas porque sí; ni siquiera porque no me gusta. Incluso debemos estar dispuestos a que ellos cuestionen la validez de nuestros motivos sin que nosotros finalicemos las discusiones con un “porque yo lo digo y punto” (; Proverbios 11:12)
2. Con comprensión. Es más fácil guiarlos y conseguir que nos sigan si caminamos a su lado. La actitud de seriedad, de escandalizarnos, de censurarlos no ayuda. Ellos necesitan expresarse (a veces lo hacen con la ropa, con dichos, etc.). Vayamos más al fondo de los que externamente vemos u oímos (Proverbios 20:5). Ellos pueden estar pasando por crisis de creencia, de fe, de principios, pero esto no quiere decir que definitivamente están creyendo lo que dicen o en lo que hacen. Necesitan límites y deben ser censurados en lo que definitivamente atenta contra la ley de Dios y la moral, pero no en cosas subjetivas como gustos diferentes a los nuestros.
3. Con sensibilidad. El tiempo de la Escuela Dominical debe incluir momentos de juego, de competencias, de informalidad, así como de solemnidad, seriedad y dedicación a la Palabra de Dios. Todo esto lo necesitan; ellos (y nosotros también) tienen necesidades no sólo espirituales sino también emocionales, sociales, físicas e intelectuales.
4. Con interés. Ellos necesitan modelos piadosos que se identifiquen con ellos y que se interesen por ellos. Vale la pena llamarlos, interesarse por sus cosas (colegio, amigos, deportes, programas de televisión, etc.)
5. Con autoridad. Ellos responden con gusto y aceptan la autoridad de quienes les aprecian realmente, se identifican con ellos y les exigen; considero que la clase de adolescentes debe ser manejada por matrimonios y que quien les enseñe sea un varón. Estas son imágenes que fortalece muchos aspectos en ellos.
Inmedietistas. Debido a la percepción subjetiva del tiempo…
Influenciables. Con los cambios físicos vienen los mentales y emocionales. Una de los cambios más importantes que debemos tener en cuenta y que se da a nivel emocional y mental es el cambio de influencias. Ellos necesitan sentirse aceptados y valorados preferiblemente por cualquiera que no represente una autoridad; “soy tan maduro que no necesito hacer lo que mis papás me han dicho toda la vida” y, “no puedo ser distinto a los demás”.
Irresponsables. No pueden responder por todos sus actos; no pueden valerse por sí mismos, necesitan estar bajo autoridad y necesitan de normas y límites.
Ignorantes. Por la falta de experiencia que viene con el tiempo. El amor es… la amistad es… Crean muchas expectativas diferentes a lo que es la vida realmente.
Inconstantes. Debido a que experimentan continuas frustraciones. “Yo pensé que esto era mejor; ya no lo quiero…”
La Biblia nos dice que la adolescencia es vanidad (Eclesiastés 11:10); que los adolescentes son pecadores y por lo tanto, egoístas; que deben someterse a sus padres y las autoridades (Efesios 6:1; Colosenses 3:20). Los principios bíblicos NO cambian. No se trata de tenerles tanta consideración que terminemos haciendo lo que ellos quieren, pero sí de entender que ellos tienen necesidades y que es nuestra responsabilidad delante de Dios suplirlas (Proverbios 24:3).
¿Cómo trabajar con adolescentes?
1. Con respeto. No podemos seguirlos tratando como a niños (ordenándoles, regañándoles, gritándoles, etc.). Ellos están cambiando y esto exige de nosotros también cambios en nuestro trato hacia ellos. Ya no se les puede prohibir las cosas porque sí; ni siquiera porque no me gusta. Incluso debemos estar dispuestos a que ellos cuestionen la validez de nuestros motivos sin que nosotros finalicemos las discusiones con un “porque yo lo digo y punto” (; Proverbios 11:12)
2. Con comprensión. Es más fácil guiarlos y conseguir que nos sigan si caminamos a su lado. La actitud de seriedad, de escandalizarnos, de censurarlos no ayuda. Ellos necesitan expresarse (a veces lo hacen con la ropa, con dichos, etc.). Vayamos más al fondo de los que externamente vemos u oímos (Proverbios 20:5). Ellos pueden estar pasando por crisis de creencia, de fe, de principios, pero esto no quiere decir que definitivamente están creyendo lo que dicen o en lo que hacen. Necesitan límites y deben ser censurados en lo que definitivamente atenta contra la ley de Dios y la moral, pero no en cosas subjetivas como gustos diferentes a los nuestros.
3. Con sensibilidad. El tiempo de la Escuela Dominical debe incluir momentos de juego, de competencias, de informalidad, así como de solemnidad, seriedad y dedicación a la Palabra de Dios. Todo esto lo necesitan; ellos (y nosotros también) tienen necesidades no sólo espirituales sino también emocionales, sociales, físicas e intelectuales.
4. Con interés. Ellos necesitan modelos piadosos que se identifiquen con ellos y que se interesen por ellos. Vale la pena llamarlos, interesarse por sus cosas (colegio, amigos, deportes, programas de televisión, etc.)
5. Con autoridad. Ellos responden con gusto y aceptan la autoridad de quienes les aprecian realmente, se identifican con ellos y les exigen; considero que la clase de adolescentes debe ser manejada por matrimonios y que quien les enseñe sea un varón. Estas son imágenes que fortalece muchos aspectos en ellos.
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